1. Ideas desorganizadas
Una de las mayores dificultades que encuentran quienes les cuesta escribir, es organizar sus ideas. Seguramente pueden expresar verbalmente su visión y sus objetivos. Pero no logran ponerlos por escrito.
El trabajo del redactor se vale de dos herramientas básicas: escuchar y preguntar. La clave es transformar el aparente desorden en textos claros. Llamamos a esta práctica: conceptualización.
El trabajo del redactor se vale de dos herramientas básicas: escuchar y preguntar. La clave es transformar el aparente desorden en textos claros. Llamamos a esta práctica: conceptualización.
2. Falta de coherencia
La falta de coordinación o coherencia se manifiesta en el uso confuso de tiempos verbales, género y número. Es muy común:
- Comenzar un relato en pasado y saltar al presente, o viceversa.
- Atribuir un adjetivo femenino a un sustantivo masculino.
- Utilizar un artículo singular para un sustantivo plural.
Estas equivocaciones, además de distraer y confundir a los lectores, restan imagen de profesionalidad a nuestros escritos.
3. Repeticiones y redundancias
Es usual buscar sinónimos valederos para evitar caer en la reiteración excesiva de términos. Pero como en todo, la técnica y arte de la escritura requieren equilibrio. Si a lo largo de un texto nos referimos a un concepto o persona de diez maneras distintas, lo más probable es que terminemos construyendo un gran laberinto, en lugar de un texto elegante, eficiente y ordenado.
4. Ideas que nunca cierran
Es muy común encontrar ideas que van saltando de unas a otras y que jamás se cierran. Insistimos en una regla básica: una frase una idea. Usar puntos seguidos. Releer y quitar lo superfluo. O utilizar un recuadro (en otra tipografía) para aquellas informaciones relevantes, pero de carácter secundario.
5. Errores gramaticales
Para muchos, la gramática suele ser una asignatura árida, de amargos recuerdos escolares. Adentrarse en los meandros de esta disciplina puede resultar arduo. Sin embargo, hay algunas reglas elementales que deben ser respetadas. Por ejemplo: la mencionada coherencia de género, número y tiempos verbales, el correcto uso de las mayúsculas y las conjugaciones. En tanto normativa, la gramática establece el campo de lo entendible. Para jugar este juego con eficacia, debemos atenernos a sus reglas.
6. Faltas de ortografía
Los errores de ortografía restan seriedad a nuestra comunicación y hablan mal de quienes ponen su firma (personas físicas u organizaciones). Es preciso revisar minuciosamente la ortografía y desconfiar de los correctores automáticos de los procesadores de textos. Éstos no distinguen “parónimos”, palabras parecidas (por lo tanto válidas) que se escriben de forma distinta y con significado completamente ajeno al que pretendemos dar uso.
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Hola Ruth, gracias por tus consejos. Un abrazo.
ResponderEliminarExcelentes consejos C:
ResponderEliminarGracias por la info. Saludos
ResponderEliminarGracias! Excelente resumen.
ResponderEliminarMe encantan vuestras entradas con consejos, son muy útiles.
ResponderEliminarA lo mejor este no es el foro en el que debo hacerlo, disculpadme si no es así, pero tengo una duda y no acabo de encontrar un lugar dónde resolverla:
¿Cómo reflejo en el texto las palabras que uno de los personajes está escuchando en un contestador? Sé que puede reflejarse como un diálogo lo que le dice quien le llama, pero ¿y las primeras palabras que normalmente dice la chica de turno de forma automática? por ejemplo: "tienes usted un mensaje nuevo" ¿o lo que dice cualquier máquina automática (GPS, etc)?
Muchísimas gracias de antemano por vuestra atención.
Un besin